PROGRAMA DE TRANSFORMACIONES
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Sabemos que Montevideo se ha deteriorado lenta pero inexorablemente en estos últimos años .
Desde hace décadas, la llamada tacita del Plata, ha sido gobernado por un único partido. Seis elecciones consecutivas con la misma fuerza política o han generado una ruptura en el principio de alternancia y han debilitado el control por parte de la oposición. Esto, agravado por la disposición constitucional que otorga automáticamente la mayoría al intendente en la junta departamental. Un ejemplo claro de la deriva autoritaria de la actual administración es su negativa a presentarse ante la junta. Montevideo, mientras tanto, está enferma de suciedad, desidia y abandono. El vandalismo campea cada noche en cada barrio, no es posible dejar nada en la calle y pensar que al otro dia va a estar ahí.
Desde hace décadas, la llamada tacita del Plata, ha sido gobernado por un único partido. Seis elecciones consecutivas con la misma fuerza política o han generado una ruptura en el principio de alternancia y han debilitado el control por parte de la oposición. Esto, agravado por la disposición constitucional que otorga automáticamente la mayoría al intendente en la junta departamental. Un ejemplo claro de la deriva autoritaria de la actual administración es su negativa a presentarse ante la junta. Montevideo, mientras tanto, está enferma de suciedad, desidia y abandono. El vandalismo campea cada noche en cada barrio, no es posible dejar nada en la calle y pensar que al otro dia va a estar ahí.
Esta decadencia no sucedió de la noche a la mañana sino fue el resultado de varias acciones y omisiones de la gente y de la política. Los políticos vienen utilizando el gobierno municipal como plataforma de lanzamiento para cargos nacionales esto provoca que una vez en el cargo siguen de largo en vez de rendir ya están trabajando para el próximo paso. Eso se vio claramente en las dos últimas intendencias. usaron la maquinaria estatal departamental para lanzar sus campañas. No hay permanencia y no están dispuestos a pagar los costos políticos, de hacer lo que tienen que hacer.