PROGRAMA DE TRANSFORMACIONES
Amándote
Para cambiar una ciudad hay que quererla, hay que detenerse a hacerlo, no hay que usarla como un trampolín para mayores cargos políticos.
Montevideo es más que una comunidad de destinos compartidos por vecindad, es para nosotros un rincón del mundo donde el tiempo parece correr más lento. Encantadora, discreta y melancólica es una ciudad que enamora sutil pero inexorablemente.
Montevideo es más que una comunidad de destinos compartidos por vecindad, es para nosotros un rincón del mundo donde el tiempo parece correr más lento. Encantadora, discreta y melancólica es una ciudad que enamora sutil pero inexorablemente.
La Rambla, que se extiende abrazando el Río de la Plata, es el lugar ideal para pasear y disfrutar de la amistad, la familia y el romance. El Barrio Sur, con sus tambores de candombe, resuena con historias de amor, resistencia y noches de carnaval. En el Mercado del Puerto, los aromas y el bullicio invitan a disfrutar de la parrilla y el vino en un ambiente donde lo rústico y lo sofisticado se mezclan. Montevideo, con sus cafés antiguos y la Ciudad Vieja, es un viaje en el tiempo lleno de encanto. La Villa Colón, la Villa del Cerro, la Villa de Sayago son nombres que nos recuerdan un pasado del que podemos estar orgullosos. Peñarol, Nacional y tantos otros clubes son sobre todo identidades ligadas a nuestra infancia, a nuestros mejores recuerdos.
Montevideo, todos lo sabemos, es una ciudad que se descubre lentamente, como esas canciones que uno escucha muchas veces. Es un lugar donde la libertad se siente en el aire, en la brisa que viene del río con olor a mar, en el eco de los tambores, en el sabor del vino y en el calor de una mirada. Es un rincón del mundo donde el tiempo parece detenerse, para que cada momento se convierta en un recuerdo eterno.